martes, 22 de octubre de 2013

idiota sentimental

Eres un perdedor, un debilucho, un sentimentalista, un hombre dependiente de los demás. No puedes estar solo. Tienes que andar contando tus desdichas para que alguien las lea. Crees que es gran cosa contarlas. Como si a los demás les importara. Como si alguien al menos mostrara interés por lo que te pasa y se preocupara por ti. No te engañes, a nadie le interesa la vida de los demás, y menos la tuya. Si les interesa es solo para criticar y asegurarse de que estás más jodido que ellos, pero no te basta con saber eso, tienes que andar reportando a cada instante lo que te sucede. Tienes que hablarle a un amigo y decirle que no puedes dormir. No quieres sentirte solo. Tiene que haber una persona al menos que te escuche, quieres que alguien te escuche, te extrañe y se acuerde de ti. 

A esas personas quieres contarles tu vida. Nadie parece hacerte caso, pero tú insistes en compartir tu desdicha con alguien, te haces el importante, el sufrido, la víctima de este circo. Le escribes de inmediato a alguien para contarle que la mujer que amas no te habla, le mandas mensajes de texto a alguien más para decir que no comprendes qué le pasa. Llamas a un número y otro, te quejas, dices que estás jodido, que te sucede lo peor, que nadie está más jodido que tú, que quisieras  saber porque aquella mujer te trata como lo peor y al parecer no quiere hablar contigo, y por lo tanto ellos deben escucharte y preocuparse por ti. Ellos responden, te preguntan: ¿y qué piensas hacer? Y tú haciéndote el héroe dices que seguirás el protocolo, que harás lo que ellos te dicen y con suerte aquella mujer volverá a hablarte y confiar en ti. Crees que así alguien va a interesarse un poquito por ti. Es mentira, solo muestras tu lado más triste. No interesas, sino por el contrario, das lástima. Provocas más soledad de la que ya tienes, pero no es suficiente, sigues.

¿Acaso no lo entiendes? Parece que no, porque ahí vas otra ves a contarle tu mal humor a alguien. Le dices que estás triste porque la mujer que amas no parece mostrar interés en arreglar esa nada que anda rota entre los dos. Le cuentas que hoy la viste en un auto pero que te hiciste el distante para no incomodarla, para que ella no sintiera tu presencia y sepa que no existes. La otra persona te escucha, te aconseja, te dice cosas bonitas y un tanto cariñosas. Antes otras personas se preocupaban por ti, tenías tres o cuatro novias y muchos amigos. Todos te enviaban mensajes de texto, te llamaban, te dejaban mensajes, y tú sabiendo eso, les reportabas lo que te sucedía, pero ahora simplemente no existes para ellos. Has muerto. Es triste y es crudo saber que antes tenías a quién escribirle y reportarle tus cosas cuándo te sentías solo, y ellos, dependientes de ti respondían al instante. Estaba tu novia del colegio, tu otra novia del barrio, y una que otra de un lugar que no recuerdo, estaban tus amigos, tu familia, eran por lo menos cinco personas que, en teoría, te cuidaban, te pensaban, te extrañaban, sabían dónde estabas, a dónde ibas, cuán delicada se encontraba tu salud. Pero decidiste alejarlos, decidiste decir que querías estar solo y por lo tanto nadie  podía joderte, pero no eres capaz. No quieres estar solo, eso te asusta. Te asusta estar solo,  y quizás por eso te enamoraste de aquella mujer.

Ahora aquellas personas no quieren saber de ti. Te odian, no te reconocen, ya no puedes reportarte a ellos. El lazo que los unía se ha roto, no existe, ha caducado y no creo que pueda volver a unirse otra vez. A veces envías uno que otro mensaje sentimental a quiénes extrañas, pero no hay respuesta. Acéptalo, no quieren saber de ti. Entonces lo único que te queda es aferrarte a que aquella mujer que amas te hable, te diga algo. Sabes que si te dice algo tu día será bueno. Pero no, ella no quiere hablarte tampoco. No quiere saber de ti, le estorbas, eres una sobra, algo trivial que no sirve. No te habla, al menos por ahora no piensa hacerlo, no sabes por qué, y eso te jode. Te hace sentir más solo de lo que querías. Te hace sentir abandonado, un idiota.

¿No que querías estar solo? ¿No que te gustaba andar solo? Estás solo, disfrútalo ahora, no te quejes, cállate, demuestra que puedes estar solo como dices. Demuestra que esta soledad no es producto de tantos engaños que debes estar pagando. No, no puedes. Tienes que reportarte. Ni siquiera dejar un mensaje sino hablar con quién está despierto. Joderle la vida al que no le interesa la tuya. Llegar a un punto en que incluso hablas con un ser superior. Y no te aguantas, llamas a la mujer que amas. Pero ella no contesta, tal vez está ocupada descansado de tu molestosa presencia, o viendo una película. Entonces con las esperanzas desechas y el teléfono en la mano, agotado por el día, enfermo y decaído, con los pies helados y el cuerpo tembloroso, te das cuenta de que estás equivocado, que has sido demasiado tonto para alejar a quiénes te querían y se preocupaban por ti. Ahora estás solo. Eso querías, o debes estar pagando todas las mentiras y engaños que cometiste, es lo más seguro.

Pero no entiendes, quieres un abrazo de aquella mujer que amas. Escribes unos mensajes sentimentales que envías con prisa, aún sabiendo que nadie contestará. Todos aquellos que tú extrañas, han aprendido a vivir sin ti, a pesar de ti, sin saber de ti, han aprendido que eres un estorbo en sus vidas. No te extrañan, no se preocupan por ti, y eso te duele, te lastima. ¿No era que querías estar solo por un tiempo, dedicado nada más que a querer ser escritor? ¿No era esa tu meta? ¿No puedes dejar de molestar a los demás con tus patéticas penas e irte a dormir? ¿No eres capaz de estar una semana sin hablar con la mujer que amas? Eres patético. Eres débil. Eres un perdedor. Eres un hombre que necesita sentir el cariño de alguien más, de ella, de esa mujer. Eres un hombre enamorado, un idiota sentimental. Acéptalo.

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